💡 La Cajita de Luz de Don Francisco y Madre Soledad
Había una vez, hace ya algunos años, un hombre y una mujer muy buenos y con un corazón enorme que se llamaban Don Francisco y Madre Soledad
Don Francisco y Madre Soledad miraban a su alrededor y veían a muchísimos niños y niñas. Algunos tenían escuelas donde ir, pero otros no tenían un lugar bonito donde aprender, jugar y hacerse mayores.
Don Francisco y Madre Soledad pensaban mucho en esto. Ellos tenían un amigo muy especial, el mejor maestro del mundo: Jesús, a quien ellos llamaban con cariño el "Divino Maestro".
Don Francisco y Madre Soledad pensaban: "El Divino Maestro quería que todos los niños aprendieran cosas maravillosas, que supieran que son queridos y que aprendieran a compartir y a ser felices. ¡Ojalá nosotros pudiéramos construir colegios así!"
Un día, Don Francisco y Madre Soledad tuvieron una idea brillante. Era una idea tan grande que no cabía en sus cabezas, ¡parecía una estrella fugaz!
"Vamos a crear colegios", dijeron. "Pero no serán colegios normales. Serán... ¡hogares! Lugares llenos de luz, de risas y de cariño. Serán los colegios del Divino Maestro".
Pero Don Francisco y Madre Soledad sabían que un sueño tan grande no podía cumplirlo ellos solos. Era como intentar construir un castillo de arena gigante con una sola pala. ¡Necesitaban ayuda!
Así que buscaron a otras personas que tuvieran un corazón tan grande como el de ellos. Encontraron a un grupo de mujeres valientes y alegres (que se llamaron las "Misioneras del Divino Maestro") que les dijeron: "¡Sí!, ¡Queremos ayudaros a construir esos colegios de luz!"
Y entonces, llegó un día muy importante.
Era el 12 de noviembre.
Ese día, Don Francisco. Madre Soledad y ese primer grupito de maestras se reunieron. No tenían todavía los edificios, ni las pizarras, ni los lápices de colores. Pero tenían lo más importante: tenían un sueño y mucho amor para dar.
Ese 12 de noviembre fue como si plantaran una semilla mágica.
Hicieron una promesa: "A partir de hoy, trabajaremos juntos para que la luz del Divino Maestro llegue a todos los niños del mundo a través de nuestros coles".
Fue como el "cumpleaños" de esa idea. El día en que todo empezó.
Primero construyeron un colegio pequeñito... luego otro... y otro. Y esa semilla mágica que plantaron creció y creció, convirtiéndose en un árbol gigante con muchas ramas.
Y tu cole, el cole "Divino Maestro" donde estás ahora, es una de esas ramas fuertes y bonitas.
Por eso, cada 12 de noviembre, celebramos una fiesta. No celebramos solo un edificio o unas clases. Celebramos el "cumpleaños" de aquel sueño de Don Francisco Madre Soledad. Damos las gracias por esa "cajita de luz" que ellos y sus amigas abrieron aquel día, y que hoy sigue brillando en tu clase, en el patio y en tu corazón.